Alimentos que han demostrado ser dignos de recibir la etiqueta de "cardiosaludables".
Nueces:
Cada vez más estudios lo corroboran: las nueces consumidas regularmente reducen el riesgo cardiovascular. Un 6 por ciento. "La clave esta en los ácidos grasos omega-3 y en sus componentes antioxidantes, lo que hace de ellas un alimento indispensable para preservar la salud del corazón".
Pescado azul:
Si hay un alimento rico en ácidos grasos omega-3, ése es el pescado azul. En cualquiera de sus variedades (salmón, atún, pez espada, arenque, sardina, caballa...), debe ser primordial en la dieta de cualquier persona que se preocupe por su corazón. Y es que los omega-3, además de reducir los niveles del colesterol malo y elevar los del bueno, disminuyen la tasa de triglicéridos, proporcionan más flexibilidad a las arterias (evitando así la arteriosclerosis) y activan los mecanismos antiinflamatorios implicados en algunas enfermedades coronarias.
Se calcula que un gramo de omega-3 al día disminuye hasta un 30 porciento la posibilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular en las personas que tienen antecedentes de estas patologías en su familia. Llevado a la práctica de la cocina, basta con tomar tres o cuatro raciones de pescado azul a la semana.
Vino:
Los ácidos grasos omega-3 también se encuentran en el vino. Además de los omega-3, el vino posee otra sustancia que explicaría su acción positiva: el resveratrol, proceso que es el culpable de que se deposite grasa en las arterias, originando la arteriosclerosis y sus posibles secuelas, entre ellas el infarto de miocardio. El resveratrol, además, impide que se formen coágulos debido a su capacidad de antiagregante plaquetario, y ejerce una acción vasodilatadora, lo que facilita la irrigación del músculo cardiaco.
Aceite de oliva:
De nuevo aparecen los polifenoles. Si el aceite es virgen extra, se conservan (en el refinado se pierde una gran parte de ellos), y reducen el riesgo de trombos y de colesterol LDL. Y, además, gracias a su vitamina E, de probada acción antioxidante, evita la oxidación de este tipo de colesterol, previniendo así el proceso de la arteriosclerosis y sus secuelas. Dos cucharadas de aceite virgen extra cubren la mitad de las necesidades diarias de vitamina E.
Tomate:
¿Te has preguntado por qué los tomates son de color rojo? Pues aquí se esconde buena parte de sus beneficios como cardio protector. Te lo explicamos: el licopeno es la sustancia responsable de la coloración roja del tomate, y también de que el colesterol LDL no se oxide, evitando el peligroso proceso arteriosclerótico.
Una investigación lo evidencia: las personas con mayor consumo de licopeno registran un menor riesgo de sufrir un ataque cardiaco. Pero no te pongas a comer tomates como un "poseído". Es mejor que los cocines, ya que el licopeno se libera en mayor cantidad cuando se cocina. Así que tómalo en salsa, frito o incluso en forma de ketchup.
Ajo:
Debe su fama de cardio protector a sustancias como la alicina, el ajoeno o los compuestos tiociánicos. El ajo actúa como antiagregante plaquetario (e incluso fluidifica la sangre), aumenta la elasticidad delas arterias y frena su envejecimiento gracias a su efecto vasodilatador, reduce las cifras de tensión arterial (tanto la máxima como la mínima) y baja el colesterol LDL y eleva el HDL. Es decir, todo un conjunto de propiedades cuyas consecuencias son excelentes: menos riesgo de arteriosclerosis, de trombos y coágulos sanguíneos, de hipertensión arterial, de hipercolesterolemia y por tanto, de infarto.