El embarazo es un periodo en el que se incrementan notablemente las necesidades nutricionales de la mujer, debido primordialmente a las demandas requeridas para el crecimiento y desarrollo del feto, así como para la formación de la placenta, útero, glándulas mamarias, sangre, igualmente como para la constitución de depósitos de energía para asegurar la lactancia.
Algunas mujeres embarazadas pueden encontrar desagradable el sabor o el olor de ciertos alimentos que habitualmente les gustaban, como pueden ser los alimentos grasosos, fritos, café, té, etc., o al revés, puede experimentar antojos por alimentos que probablemente antes no consumía, debido principalmente a cambios hormonales, variaciones en la sensibilidad gustativa y alteraciones psicológicas durante esta etapa.
¿Que comer?
Todos los alimentos son importantes, solo es cuestión de dar variedad a la comida todos los días y seleccionar en función de la calidad de los alimentos para asegurar así los nutrimentos y la energía necesarios para afirmar una ganancia de peso adecuada. Esto es lo que no debe de faltar en tus comidas, todo racionalmente:
Leche y lácteos
• De preferencia semidescremados y fermentados como el yogurt, ya que además de aportar los nutrimentos de la leche, sus bacterias ayudaran a mejorar la digestión.
• Consumir al menos una porción de lácteos por las noches contribuye a disminuir los calambres nocturnos característicos del embarazo por ser fuente de calcio.
Carnes magras
• Pescado, ternera, huevo, pollo y pavo sin piel e hígado, gracias a su contenido de hierro contribuyen a mejorar las reservas de hierro y proteínas de alto valor biológico
Leguminosas
• Frijoles, lentejas, habas y garbanzos, son fuente importante de hierro y por su alto contenido en fibra contribuyen a mejorar la digestión.
Cereales y tubérculos
• Maíz, trigo o arroz y derivados como tortillas, pan o pastas; papas, y camote, aseguran la energía necesaria para satisfacer las demandas del embarazo.
Verduras y frutas
• Frescas y con cascara, aportan vitaminas, minerales y fibra, además contribuyen a mejorar el perfil nutrimental de la dieta.
• Dale preferencia a las verduras de hojas verdes por su contenido de hierro y folatos, que al combinarlos con frutas ricas en vitamina C contribuye a mejorar su valor nutritivo.
Líquidos
• Agua, caldos desgrasados, té o jugos sin azucarar en cantidades de 2 litros diariamente.
• De preferencia consume los líquidos ya sea 30 minutos antes o después de cada comida para facilitar la digestión.
Grasas
• Debe ser en cantidades limitadas como aceites de oliva y semillas (girasol, maíz, soja...), mantequilla y margarina vegetal, frutos secos.
• Se debe moderar el consumo de azúcares y salsas irritantes que puedan producir cierto grado de acidez o irritación en el aparato digestivo.