Las enfermedades se pueden definir, de una manera general, como las condiciones anormales de un organismo vivo, animal o vegetal, provocadas por daños de distinta naturaleza que hayan causado una afección o un defecto de funcionamiento en los órganos. Bien podemos decir que nuestra buena salud pende de un hilo, porque nuestro cuerpo está en peligro constante y, como un equilibrista sobre el alambre, puede caer al menor descuido.A decir verdad, nuestro cuerpo es una gran máquina, compuesta por un sin número de complejos mecanismos relacionados entre sí. El funcionamiento total de la máquina humana depende de la buena marcha de cada uno de los órganos, y el desempeño normal de cada órgano depende del trabajo correcto del conjunto. Con tanta complicación, es fácil comprender que el cuerpo humano tropiece con muchas dificultades para mantener el orden y el equilibrio en cada una de sus partes, a fin de que, hasta el ínfimo de sus engranajes funcione a la perfección y no determine, a la larga, que la máquina enferme o se detenga definitivamente.
Por fortuna, el cuerpo humano tiene en si la capacidad para intervenir en defensa de la parte amenazada por la enfermedad y ofrecerle el remedio. En efecto, gracias al dolor, a la irritación y a la fiebre, el cuerpo nos advierte que está librando una batalla contra la enfermedad y nos pide ayuda. Antes de recibir la ayuda exterior de la medicina, ya se han movilizado dentro del organismo millones de células que viven en la sangre y que tienen la misión de atacar y destruir cualquier cuerpo extraño, aun a costa de su propia vida.
Entonces ¿qué pasa o qué fallo?
• Con frecuencia, las causas son internas y dependen del mal funcionamiento de un órgano. La falta de algunas substancias, la abundancia de otras, un cambio repentino de temperatura y otros inconvenientes, pueden causar un mal funcionamiento.
• Entonces, al no funcionar a la perfección, el órgano enferma y hace trabajar mal a los otros órganos vinculados a él.
• Pero es más frecuente que las enfermedades se deban a la intervención de microbios y bacterias, que atacan algún órgano ya débil, se apoderan de él y luchan contra las reacciones defensivas de los tejidos y de la sangre.
• Entonces, nuestro cuerpo no puede vencer solo a la enfermedad e interviene en su ayuda la ciencia médica.