Es conveniente que el aire este limpio porque nos aporta buena salud y menos enfermedades. Por lo contrario, un aire contaminado puede contener partículas de productos químicos peligrosos (anhídrido carbónico, anhídrido sulfuroso y monóxido de carbono), bacterias, virus, polvo, suciedad y hasta polen.
En las grandes ciudades la exposición prolongada y a largo plazo al aire contaminado puede causar síntomas como:
• Estornudos.
• Toser.
• Alergias.
• Irritación de garganta.
• Irritación de los ojos.
• Se pueden agravar las afecciones del corazón y de los pulmones.
• Problemas respiratorios…
Es por ello, que una persona se ve más afectada en la ciudad, que una que vive en el campo.
Tal vez, no podamos hacer mucho para evitar los principales agentes contaminantes, como son los productos de la combustión de las fábricas, el humo de los automóviles, los polvos, los gases y los ácidos industriales de desecho y el polvo de los caminos, pero de cualquier forma sería bueno poner nuestro granito de arena y no contaminar más, al de por sí ya contaminado aire.
¿Cómo cuidar el aire?
• Lo más que pueda, evite usar el automóvil, si lo usa trate de no hacerlo durante las “horas pico”.
• Evita quemar la basura y las llantas.
• Evita usar aerosoles.
• Revise la instalación de su estufa, tanques estacionarios y calentadores de gas. Para evitar que haya fugas y se esté contaminando el ambiente.
• Dentro de lo más posible, plante un árbol y plantas en su jardín.
• Si está dentro de sus posibilidades use calentador solar, en lugar de uno de gas.