¿Qué ocurre en el proceso del parto?
• El niño sale del útero a través del angosto y elástico pasaje que forman el cérvix (o cuello) abierto y la vagina. Los huesos de la pelvis limitan el espacio disponible, que es suficiente pero no excesivo.
• El bebé atravesará este pasaje con mayor facilidad si lo aborda abriéndose camino con la parte más pequeña de su cuerpo, es decir, con la cabeza, que tiene un diámetro menor que la cadera.
• En un parto normal, el niño se coloca con la cabeza hacia abajo. Su cráneo tiene unas membranas llamadas fontanelas que cubren los espacios entre los huesos; gracias a esos espacios, la cabeza se comprime un poquito bajo la intensidad de la presión y puede pasar por el canal aunque sea muy estrecho. A su vez, la compresión del cráneo es más sencilla si la cabeza del bebé entra al canal del parto con la cara vuelta hacia la columna vertebral de la madre. Asi que la mejor posición del niño cuando se prepara a nacer es con la cabeza hacia abajo y la espalda hacia el frente. Cuando el niño no adopta esta postura, el parto es más difícil.
• Al aproximarse la hora del nacimiento, si el bebé está en la posición descrita, desciende junto con la matriz en el abdomen de la madre, de modo que su cabeza se encaja en los huesos de la pelvis, que tienen forma de cuenca. Por el momento, el bebé está tranquilo, sus movimientos son leves y la madre puede respirar mejor porque se abre un pequeño espacio entre la cima de su vientre y el diafragma.
• Una vez que se inicia la labor, el bebé está listo para nacer, con o sin la cooperación consciente de la madre. Las contracciones del útero se mantienen y se intensifican hasta que el canal del parto quede completamente abierto. Los músculos del útero empujan al bebé hacia el canal vaginal y continúan empujando hasta que el bebé sale del cuerpo materno. Asi, el cuerpo de la madre se convierte en instrumento del parto, y durante el proceso es imposible hacer pausas para descansar o recobrar energías.
• Desde luego, la madre no puede ver cómo su bebé gira, se esfuerza y se amolda en las contracciones musculares mientras ella misma está sintiendo el dolor del proceso. Tampoco puede observar cómo su hijo desciende por el canal del parto, impulsado por el cuerpo materno. Quizá no piensa que el bebé también siente dolor y miedo. Ojalá la madre pudiera tener presente que el bebé es el centro del proceso de parto, pues esta idea la ayudaría a salir airosa de la experiencia.
• Parir a un bebé es un hecho que se puede volver abrumador, sobre todo si las emociones impiden que la madre colabore en el trabajo. Si la madre está preocupada en exceso, se pondrá tensa en cada contracción e intentará controlar su cuerpo en vez de permitir que su propio cuerpo la conduzca.