Durante el embarazo se lleva a cabo una serie de cambios en el cuerpo. Todo el organismo materno participa en estos cambios de adaptación, que, en una mujer sana, nunca deben considerarse como perjudiciales, sino, al contrario, como manifestaciones de un proceso fisiológico.
Para una mayor claridad y comprensión se dividen estos cambios en dos apartados: modificaciones locales (genitales) y generales (extragenitales).
Cambios locales
Modificaciones en el útero:
• Durante el embarazo el útero experimenta un extraordinario crecimiento, con aumento de tamaño y volumen, que se produce por la hipertrofia de las fibras musculares existentes y por hiperplasia de ellas. Es decir, aumentan de tamaño y, además, se forman nuevas fibras musculares que proceden de las células mesenquimatosas.
• Este aumento de tamaño se traduce también en un aumento de peso, pues de 30 a 50 g que pesa el útero no grávido pasa, al término del embarazo, a un peso que puede oscilar entre 1.000 y 1.500 g libre de su contenido.
• Igualmente, la modificación del volumen va desde 2-3 ml hasta 3-5 l al final de la gestación. Esta hipertrofia del útero afecta también a sus ligamentos, de modo especial a los ligamentos redondos. El progresivo aumento de tamaño del útero, es uno de los puntos que permite calcular la edad del embarazo.
• El cuello uterino también participa de estas modificaciones, pero no son tan llamativas. Se reblandece, adquiere una coloración azulada, y su conducto se ocupa por el “tapón mucoso cervical” debido a la secreción mucosa abundante de las glándulas cervicales hipertrofiadas. Este tapón cervical defiende a la cavidad uterina de la entrada de gérmenes durante todo el embarazo.

Modificaciones de la vagina:
• La vagina aumenta su anchura y longitud. Adquiere una coloración violácea que es característica, y aumenta su exudado, de color blanco-lechoso, marcadamente ácido.
• Los frotis vaginales presentan unas características peculiares, formándose agrupamientos y plegamientos en los grupos celulares.
Modificaciones en la vulva:
• La vulva participa de la coloración violácea de la vagina.
• Los labios mayores y menores están más abultados, y también hay un aumento en la secreción de sus glándulas.
Trompas de Falopio:
• Las trompas sufren también procesos de hiperplasia e hipertrofia, aunque participan en mucho menor grado del aumento general de volumen, así como de la congestión.
Los ovarios:
• Los ovarios cesan en su proceso de maduración folicular y ovulación durante la duración del embarazo, manteniéndose en uno de ellos el cuerpo amarillo, que disminuye después de la primera mitad del embarazo.
• De igual forma modifican su topografía anatómica acompañando al útero en su ascenso, por elongación de sus ligamentos de fijación.
Modificaciones en las mamas:
• En las mamas se produce también una proliferación del tejido glandular y del tejido adiposo, hipertrofiándose e hiperplasiándose, así como un aumento de los vasos sanguíneos. Todo ello condiciona un aumento del volumen de la mama, que, al mismo tiempo, se hace más firme.
• Los pezones aumentan de tamaño y se hacen más sensibles. Se hiperpigmentan, al igual que la areola mamaria, en la que aparecen los denominados “tubérculos de Montgomery”, que son pequeños abultamientos nodulares. Los vasos superficiales se hacen más transparentes, pudiéndose apreciar la red venosa superficial formando redes de color azulado.
• Aparece, especialmente al final del embarazo, una secreción característica blanquecina, que recibe el nombre de calostro, que traduce la preparación para la futura lactancia que está experimentando la glándula.
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Articulaciones de la pelvis y bipedestación:
• Como consecuencia del aumento del contenido abdominal tiene lugar una modificación de la estática vertebral, que repercute en la bipedestación y en la marcha.
• Estos cambios, en ocasiones, producen molestias musculares y articulares debido a la nueva situación creada, que pone en juego grupos musculares antes poco activos.
Cambios generales
Aparato circulatorio:
• Durante el embarazo el corazón aumenta su trabajo, hasta el punto de que el gasto cardiaco se incrementa un 30% desde el tercer mes. Pero a la vez que aumenta el gasto cardiaco, el corazón se encuentra en peores condiciones funcionales, debido a la horizontalización que sufre, por el desplazamiento que a través del diafragma ejercen las vísceras abdominales.
• Al mismo tiempo, la hipervolemia que se produce y el aumento del árbol circulatorio que supone el área útero-placentaria pones a prueba la reserva cardiaca. Un corazón sano supera esa prueba sin dificultades, pero un corazón lesionado puede fracasar.
Aparato respiratorio:
• Al aumentar el contenido abdominal, el diafragma se eleva, lo que contribuye a disminuir la capacidad vital pulmonar, que se compensa mediante el aumento del número de movimientos respiratorios (taquipnea).
• Con gran frecuencia la gestante tiene disnea, que tolera perfectamente, si bien en ocasiones contribuye a agravarla la anemia.
Riñón y vías urinarias:
• La filtración glomerular y, en general, el flujo renal aumentan durante el embarazo. La reabsorción tubular también está aumentada.
• Tanto al comienzo como al final del embarazo la mujer orina con más frecuencia. Esta polaquiuria es debida a la compresión de la vejiga por el útero, que empieza a crecer y, al final del embarazo, la presentación comprime la vejiga, disminuyendo su capacidad.
• Los uréteres se dilatan por hipotonía de su musculatura, lo mismo que la pelvis renal, lo que facilita la aparición de pielonefritis.
Aparato digestivo:
• En el primer trimestre del embarazo son muy frecuentes las náuseas y algún vómito. A veces existe un apetito especial por algunos alimentos, rechazando otros. La hipersecreción salivar acompaña en ocasiones a esos trastornos.
• Es frecuente el estreñimiento y la aparición de hemorroides. La evacuación estomacal se retrasa, siendo frecuente la hiperclorhidria. Existe una hipotonía de las vías biliares y la vesícula se vacía lentamente, lo que favorece la producción de cálculos. El hígado disminuye, en parte, su capacidad funcional.
Piel:
• Durante el embarazo se produce una hiperpigmentación que afecta sobre todo a los pezones, línea alba del abdomen y zona periumbilical. En la cara aparecen manchas en forma de “máscara de embarazo” que reciben el nombre de cloasma gravídico y que desaparecen después del parto.
• Son muy frecuentes las estrías en la piel del abdomen, glúteos y mamas, sin más importancia que la estética. Las glándulas sudoríparas aumentan su actividad durante el embarazo, lo que a veces preocupa a la mujer.
Metabolismo:
• Las modificaciones metabólicas del embarazo son debidas, en gran medida, a los cambios endocrinos que se producen.
• Los hidratos de carbono se consumen en gran cantidad durante el embarazo; la hiperfunción pancreática facilita el rápido metabolismo de los hidratos de carbono. No es infrecuente que la glucemia disminuya, así como los depósitos de glucógeno hepático también, apareciendo cetosis con facilidad. La glucosuria que puede encontrarse a lo largo del embarazo debe ser tomada siempre en cuenta y no valorarla como debida a una disminución del dintel renal para la glucosa, siendo obligado en estas enfermas descartar la existencia de una diabetes.
• El metabolismo especifico de las grasas, durante el embarazo, determina un aumento de grasa neutra y también de fosfolípidos y colesterol.
• El metabolismo de las proteínas durante el embarazo crea una situación en la que se retiene nitrógeno, estableciéndose un balance francamente positivo. Este almacenamiento de nitrógeno, por parte de la madre, tiene importancia para el momento en que se establece la lactancia.
• Las necesidades de minerales están aumentadas. Al final del embarazo el feto necesita mayores cantidades de calcio y es entonces necesario un aporte suplementario para la madre. La conveniencia de un aumento en la ingesta de hierro es prácticamente general en todas las embarazadas, pues en ellas los depósitos de este mineral suelen estar ya disminuidos. El fósforo se mantiene bien a lo largo del embarazo, no así el cobre, que aumenta mucho, hecho cuyo significado se desconoce.
• Durante el embarazo se produce un incremento en la retención de agua, motivado, en parte, por la acción de los estrógenos, aldosterona y hormona antidiurética, aumentados durante la gestación.