La palabra “gota” proviene del latín gutta y refleja la antigua creencia de que el padecimiento era el resultado de un humor maligno que goteaba dentro de la articulación.
• Aumento de la concentración sérica de ácido úrico (hiperuricemia).
• Paroxismos recurrentes de inflamación articular.
• Depósitos de urato monosódico (formación de tofos) en articulaciones y ocasionalmente en los tejidos blandos.
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Señales de la gota:
• Regularmente se inicia como una monoartritis de instalación súbita (figura), la primera articulación afectada es la metatarsofalángica (esto ocurre en la mitad de los casos).
• Otros sitios comunes de afección son tobillo, área tarsal y rodilla.
• Las articulaciones aparecen calientes al tacto, hiperémicas, tumefactas e hipersensibles.
• Durante la recuperación se observa prurito y descamación de la piel que cubre la articulación afectada.
• Los intervalos agudos se presentan con espacios asintomáticos de meses o años.
• Usualmente, el ácido úrico suele estar elevado en suero, pero puede ser normal.