Cuando es detectado a tiempo, el cáncer de testículo tiene uno de los mejores pronósticos de curación.
El cáncer de testículo, es una enfermedad cuya contingencia ha incrementado significativamente durante los últimos años es, se desarrolla a partir de las células de uno o ambos testículos y, en la mayoría de los casos, surge de la mutación de células germinales, las encargadas de producir espermatozoides.
Afecta con mayor incidencia a varones blancos de entre 15 y 40 años; especialmente a aquellos con criptorquidia (un testículo sin descender), anomalías congenias o antecedentes cancerígenos.
Los expertos recomiendan, que a partir de la pubertad, se realicen la autoexploración testicular una vez al mes.
¿Cómo se hace la autoexploración testicular?
• Efectúala después de un baño con agua caliente. De esta forma, el escroto estará más relajado y té resultará más fácil detectar anomalías.
• Con las yemas de los dedos, palpa suavemente cada testículo en búsqueda de protuberancias. La piel debe poder moverse con libertad.
• Compara el tamaño, textura y dureza de ambos testículos. Deben estar firmes pero no demasiado duros; generalmente, uno estará más arriba o más abajo que otro.
Señales de alerta:
• Un bulto pequeño y duro que puede ser indoloro.
• Dolor o sensibilidad al palpar.
• Aumento o disminución significativa en el tamaño de un testículo.
• Acumulación de fluido en el escroto.
• Alteraciones en la textura de la piel.
Más síntomas:
• Dolor consistente en el vientre bajo o la ingle.
• Ligero agrandamiento o molestias en los pezones.
• Sensación de pesadez en los testículos.
Se aconseja visitar al médico lo antes posible en caso de detectar alguno de los síntomas anteriores.