Composición de la sangre humana

La sangre se compone de células y de fragmentos celulares que flotan en un líquido acuoso, el plasma. Las células sanguíneas son de dos tipos: los glóbulos rojos (eritrocitos) y los glóbulos blancos (leucocitos). Poco numerosos, estos últimos toman varias formas: neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos. Finalmente, las plaquetas no son verdaderas células sino fragmentos de células gigantes.


Cómo se compone la sangre

La formación de las células de la sangre:



• Los glóbulos rojos, las plaquetas y los glóbulos blancos como los neutrófilos, proceden todos ellos de un mismo tipo de células, los hemocitoblastos, producidos por la médula ósea roja. Los linfocitos y los monocitos, que provienen de las mismas células, terminan su diferenciación en los tejidos linfoides.

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Los glóbulos rojos:



• Nuestro cuerpo contiene, un promedio de 25 billones de glóbulos rojos (o eritrocitos), células sin núcleo capaces de estirarse y deformarse para pasar por los vasos sanguíneos más estrechos. Cada glóbulo rojo posee unos 250 millones de moléculas de hemoglobina. Este sustancia, formada por una proteína (la globina) y por cuatro pigmentos (los hemos), tiene un papel primordial en los intercambios gaseosos del cuerpo transportando oxígeno y gas carbónico en la sangre. Es el ion de hierro que cada hema contiene el que, oxigenándose, da el color rojo a la sangre oxigenada.


Los grupos sanguíneos:



• En su superficie, los glóbulos rojos llevan aglutinógenos, sustancias que se pueden combatir con los anticuerpos. Entre el centenar de aglutinógenos clasificados, en particular se distinguen dos que sirven para determinar diferentes grupos sanguíneos. Los grupos A y B agrupan respectivamente a los portadores de los aglutinógenos A y B, mientras que se denomina grupo AB a los portadores de dos aglutinógenos. Finalmente el grupo 0 corresponde a los que no poseen ni el uno ni el otro.

• El plasma contiene anticuerpos que reaccionan a los aglutinógenos normalmente ausentes en nuestra sangre. En caso de transfusión sanguínea es indispensable vigilar la compatibilidad de la sangre.

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