Cuando las cifras de presión arterial se elevan por encima de los 210-120 mm/Hg, nos encontramos ante un caso de crisis hipertensiva, que puede producir daños en el corazón, los y riñones y el cerebro. En función de los síntomas de la crisis y de los órganos afectados, se distingue entre emergencia y urgencia hipertensiva:
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Crisis hipertensiva tipo emergencia:
La emergencia hipertensiva presenta cuadros médicos graves como edema agudo de pulmón, hemorragia cerebral. Es necesario tratarla de inmediato en el hospital, en plazo de pocas horas, para evitar consecuencias irreversibles en estos órganos o la muerte.•
Crisis hipertensiva tipo urgencia:
Las urgencias hipertensivas son situaciones con una elevación importante de la presión arterial, pero sin síntomas severos (cefalea, sensación de inestabilidad...) o de daño orgánico progresivo, y en las que se puede controlar la presión arterial en unas pocas horas, normalmente mediante fármacos por vía oral, y en la consulta de atención primaria.Pero hay que evitar una disminución excesiva o muy rápida de la tensión, ya que fomentaría la hipoperfusión cerebral y la insuficiencia coronaria. La tensión arterial debe normalizarse en el plazo de varios días, según lo tolere el paciente.
Después de una crisis hipertensiva, el paciente debe tener un seguimiento continuo y observar su evolución en los días siguientes en una unidad de hipertensión.
Causas de la crisis hipertensiva:
• Respecto a las causas que desencadena/n estas crisis, no se conocen en la gran mayoría de los casos, aunque si se ha identificado el abandono de la medicación como un factor de riesgo, junto con la toma de fármacos que aumentan la presión.
El hipertenso debe consultar a su médico antes de tomar cualquier medicación y, por supuesto, no abandonar el tratamiento para la hipertensión por cuenta propia.