Las estrías son una alteración de las fibras conjuntivas de la dermis, la capa media de la piel, producidas por la ruptura de las fibras de colágeno y elastina, responsables de dar soporte y las estrías básicamente son el reflejo de la separación de la piel.


La piel, al estirarse, no duele: es muy elástica y puede tolerar el estiramiento aunque este sea muy grande y en un período corto de tiempo. Pero todo tiene un límite, y cuando de la piel se trata, se produce una perdida de elasticidad y colágeno, y las capas profundas de la piel se rompen.


Esta ruptura se revela en las capas superficiales bajo la forma de estrías. Esta perdida de colágeno y elasticidad es la causante además de la aparición de las líneas de expresión, las arrugas y la pérdida de firmeza.


Las estrías son un poco más difíciles ya que son cicatrices que se provocan cuando la piel se desgarra. Médicamente, no suponen problema alguno. Muchas mujeres desean librarse de ellas. Sin embargo no es fácil. No existen soluciones milagrosas. En la mayoría de las ocasiones, la prevención es la clave para evitar este problema.


Las estrías se notan como finas líneas rojas y otorgan un aspecto agrietado a la piel. Con el Paso del tiempo van perdiendo su tono encendido quedando de un blanco nacarado y, algunas veces, suelen dejar una depresión por sobre toda su extensión.