Cicatrización es el proceso por el que un órgano o un tejido lesionado se reconstruye hasta recobrar su forma o su función primitiva:
• El proceso de cicatrización solo se cumple si la herida es limpia, sin sustancias necróticas o material extraño. En primer lugar se produce una reacción intensa de los vasos de la región afectada, con aumento del flujo hemático y congestión intensa de la circulación, que favorece la acumulación de fibrina y de sustancias de nutrición en cantidades suficientes para permitir que las células se multipliquen hasta reconstruir el tejido lesionado. La vascularización y el contenido trófico de la zona son factores básicos para que se realice una cicatrización eficaz.
• La cicatrización a nivel de la piel y de las mucosas puede realizarse directamente cuando la lesión no está infectada (cicatrización por primera intención) o bien tras una fase de supuración, limpieza y proliferación (cicatrización por segunda intención), quedando una cicatriz final a menudo frágil o poco estética.
• A nivel de los órganos internos o de los parénquimas la cicatrización se efectúa a través de estadios parecidos de limpieza, congestión vascular y proliferación celular; no obstante, puede producirse, excepcionalmente, el retorno a un tejido igual al primitivo: por ejemplo, la cicatriz posterior a un absceso pulmonar conduce a la formación de quistes o de pequeños nódulos fibrosos.