Es bien sabido que las necesidades de la piel del cuerpo son diferentes a las de la piel de la cara, por ser este mucho más seco, debido a que la capa hidrolipídica tiene menor densidad y la secreción sebácea es más débil.
Si no tenemos los cuidados necesarios envejece con mayor prontitud pues se reduce la actividad de los fibroplastos, células que fabrican el colágeno, y las fibras de elastina y colágeno se alteran con el tiempo, reduciendo la tonicidad y la firmeza corporal.
Consejos
Exfoliar periódicamente:
• Para eliminar células muertas y asperezas.
• De igual forma consiente un mayor aprovechamiento de las cremas corporales.
Aprovecha el baño:
• Durante el baño es preferente recurrir a un gel limpiador que deja la epidermis suave y con un aroma extraordinario.
• Aparte los geles son humectantes, suavizan y tienen pH neutro.
• Se presentan en varias fragancias, el de té verde es muy recomendable.
• Se usan simplemente sobre la piel mojada.
• Si optas por jabón, elige uno especial que cumpla con las necesidades de tu piel, pueden ser líquidos o sólidos.
Utiliza un producto hidratante:
• A continuación de la ducha, ten en cuenta que la piel está húmeda y el poro más abierto, es el mejor momento para aprovechar en utilizar un producto hidratante con un ligero masaje.
• Casi todos estos productos no se limitan a humectar sino que proporcionan un servicio completo que reafirma, tonifica y combate el envejecimiento.
• Pueden ser en forma de crema, aceite o leche.
Según tu necesidad:
• Primordialmente útiles en caso de resequedad, los aceites ya no son un sinónimo de grasa y representan un elemento formidable para hidratar porque penetran de forma excepcional.
• Cómplices de la ducha o del baño e inseparables de la higiene femenina son las leches para el cuerpo. Rápidas de emplear, dejan la piel suave, bien hidratada y son la excusa perfecta para un estimulante masaje corporal, siempre haciéndolos con movimientos circulares y ascendentes.
• Una buena opción es elegir tratamientos con doble acción, aparte de de hidratar combaten la relajación cutánea que, sin duda, tarde o temprano nos toca.