Pueden ser varios factores por los que una persona no tiene ganas de hacer nada, pero los principales son la pereza y la falta de objetivos.
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Por lo regular este sentimiento les invade a los adolescentes y jóvenes, porque debido al momento de vida por el que pasan, sienten que nadie les comprende y que todos están en su contra, por tanto temen manifestarse porque ninguna actividad les permite expresarse con todo lo que quisieran decir.
La falta de identidad en ocasiones supone un obstáculo a la hora de emprender alguna actividad, esto porque nada satisface las expectativas, pero esto es algo natural y que no debiera tomarse a pecho.
Otras razones para no hacer nada:
• La apatía propia de la edad, o simplemente indiferencia ante la vida, cualquiera de los casos son signos de desinterés momentáneo en la actividad que se desempeña en ese instante, pero cuando la persona se encuentra con lo que realmente le atrae de la vida, es entonces cuando todo comienza a funcionar para bien.
• La desidia e irresponsabilidad, no es exclusiva de los jóvenes, sino también de los mayores, y se refiere al conjunto de actitudes para no cumplir con lo prometido y salirse por la tangente a la hora de afrontar responsabilidades.
• Razones poco claras de la existencia, por difícil que sea de asimilar, existen personas que no sienten ganas de hacer nada, y el día que lo intentan, han pasado las oportunidades.
• Carencia de personalidad, y por ende, de objetivos concretos para consolidar a mediano plazo, aparentemente, la comparación con otra persona cercana e incluso un personaje lejano, es la fuente de inspiración para tratar de hacer las cosas, pero al no tener las mismas aptitudes, llega la frustración, y el deseo de no volverlo a intentar.