La citología o también conocido como Papanicolau es una prueba sencilla e indolora en la que el médico extrae, con una pequeña espátula, células del cuello del útero que luego son analizadas en el microscopio.
• Su fiabilidad es muy elevada y su margen de error es mínima. No obstante, un resultado anormal no es sinónimo de cáncer, ya que existen circunstancias que pueden ofrecer un resultado diferente.
• Así, si el resultado no satisface al médico, suele recurrirse a la colposcopia, técnica que permite examinar el cuello del útero con una lente de aumento y evaluar el estado de esta zona.
• Algunos ginecólogos son partidarios de realizar ambas pruebas, citología y colposcopia, a la vez, de forma rutinaria e independientemente de los resultados de la citología.
• Para el examen del endometrio, lo ideal es realizar un cepillado endometrial, una prueba con la que se analizan las células de este órgano.
¿Cuándo se puede empezar a hacerse una citología?
• La prevención se basa en la realización anual de un frotis o test de Papanicolau, prueba que se recomienda a partir de los 18 años o después de iniciar la actividad sexual y hasta después de los 65 años.
• De igual forma puede llevarse a cabo cada seis meses si los anteriores han dado resultados sospechosos o, en el caso de tener parejas sexuales múltiples, si hay antecedentes de enfermedades sexualmente transmisibles o se siguen terapias inmunosupresoras.
¿Cuándo hacerse la citología?
• La citología, debe realizarse cuando no se está produciendo la menstruación, para que la información no se vea alterada por ningún factor hormonal.
• Es mejor en la mitad del ciclo (periodo en el que el cuello uterino está más abierto) y sin que exista infección vaginal.
• Asimismo, no se deben tener relaciones sexuales el día de antes de la prueba, por que los restos de semen en la vagina puede afectar a la precisión del estudio.