La vacunación consiste en una acción preventiva bien estudiada, con el propósito de combatir enfermedades muy graves, generalmente de carácter epidémico, como por ejemplo la viruela, la rabia y la poliomielitis:
• Con la vacunación es inoculada en el organismo una sustancia que contiene en suspensión bacterias muertas o vivas (en este último caso, la acción de las bacterias está muy atenuada), para que provoque en la sangre la formación de anticuerpos capaces de proteger el organismo del ataque de las mismas bacterias vivas y en plena actividad, de manera que se produzca la inmunidad.
• El descubrimiento de la propiedad inmunizadora de la vacuna se debe a Edward Jenner (1749-1823), médico ingles que demostró cómo una leve infección producida por el virus de la viruela, extraído de un animal enfermo, puede llegar a proteger al organismo vacunado de los seres humanos de una infección mucho mayor y más grave, producida por el virus común de la viruela.
• Para combatir la poliomielitis se utiliza tanto la vacuna de Salk, preparada con virus muertos, como la de Sabin, obtenida con virus vivos, atenuados, y que se administra por la vía oral. Este tipo de vacuna permite que el virus de actividad atenuada no solamente se estabilice en la sangre, sino también en las paredes del intestino, donde se multiplican extraordinariamente durante algunas semanas.
• Esto, como puede suponerse, aporta la posibilidad de una infección entre los individuos que conviven con el vacunado y que no hayan sido previamente inmunizados. De ahí la conveniencia de una vacunación colectiva.