¿Qué pasa cuando bebemos alcohol? Cuando una persona ingiere una bebida alcohólica, el 20 por ciento del alcohol es absorbido en forma directa a través de las paredes del estómago, como se ha indicado, y pasa a la sangre.


• Se produce entonces la dilatación o ensanchamiento de los vasos sanguíneos por la alteración química de la sangre. Al circular por el cuerpo, llega a todas las células del organismo. El otro 80 por ciento es procesado más lentamente y también se absorbe en el intestino delgado.

• Si el consumo es moderado, los niveles del alcohol en la sangre no llegan a ser altos, porque se está dando al organismo el tiempo necesario para metabolizarlo, y el efecto es tranquilizante. Se permanece en la primera etapa de lo que podría transformarse en embriaguez.

• Cuando la velocidad de ingestión y la cantidad que se bebe son superiores al ritmo que el organismo puede procesarlo, se favorece el entorpecimiento de la coordinación muscular y el equilibrio; se obstaculizan las funciones cerebrales y se puede llegar a estados de intoxicación; es decir, envenenamiento, que pone en peligro la vida y que corresponde a la etapa número cinco.

• El cuerpo metaboliza el alcohol presente de dos maneras: el 10% por eliminación a través del aliento y la orina, y el 90 restante por oxidación. Este es un proceso químico que transforma los alimentos en energía y calor.

• El alcohol etílico (el que actúa como anestésico del organismo), igual que el azúcar y las grasas, se oxida en el cuerpo y se transforma en dióxido de carbono y agua.

• Al tomar un licor fuerte solo (anís, brandy, ginebra a orujo) con una concentración superior al 30%, si está con el estómago vacío, la mayor parte de su alcohol se absorbe en unos cuantos minutos, sin que el cuerpo tenga oportunidad de empezar a eliminarlo. El mismo porcentaje de alcohol diluido en cerveza por lo general se consume en poco más de una hora, mismo plazo que requiere para absorberse, tiempo en que el cuerpo elimina buena parte de él.