¿Qué son los testículos?

• Estos dos órganos, que tienen dos funciones diferentes, son indispensables para la reproducción. Son blancos de coloración, de superficie suave, de forma oval, de consistencia gomosa, y del tamaño de un huevo pequeño de gallina. Se hallan colocados dentro del escroto, un saco colgante de piel fina dividido en dos compartimentos.

• Entre la piel que forma el saco y el testículo, hay otro saco, extensión del peritoneo, llamado túnica vaginal.

• Durante el estado embrionario del ser humano, los testículos se desarrollan dentro de la cavidad abdominal, protegidos por el calor de la misma, sin fabricar allí ninguna célula sexual. Durante la última parte de la vida fetal, o a veces más tarde, los testículos descienden y emigran a través del conducto inguinal, localizándose en el escroto y forzando con ellos en su salida a una porción del peritoneo. Si no descienden a tiempo, no son aptos en lo que respecta a la reproducción y, eventualmente, parecen ser responsables de la formación de cánceres.

• Los testículos están protegidos por el escroto y por su posición entre los muslos; a pesar de ello, deben llevarse a cabo medidas adicionales de protección especialmente en individuos expuestos a traumatismos o que se dedican a deportes violentos.

Función primordial de los testículos:

1. En los testículos es el único lugar donde se desarrollan los espermatozoides o células sexuales masculinas. Estas células únicas nacen en unos tubos tortuosos que se pueden alargar como una madeja. Estos tubos se agrupan juntos, en pequeños lóbulos incompletos de forma cónica con la punta dirigida hacia los conductos terminales.

Las células encargadas de la fabricación de espermatozoides son las que en el primer estado de desarrollo de la glándula forman la pared exterior de la misma, marchando posteriormente hacia el centro, al madurar, reduciéndose su tamaño. Auxiliados por un ligero líquido están en disposición de moverse hacia los tubos colectores y al epidídimo.

2. La otra función de los testículos es la secreción de la hormona masculina llamada testosterona. La producción de hormonas testiculares se lleva a cabo gracias a unas células especiales, las células de Leydig, que se encuentran en el tejido de conexión entre los tubos seminíferos. Sin embargo, los testículos no son el único lugar donde se fabrica el andrógeno, hormonas masculinas, ya que las cápsulas suprarrenales también lo fabrican, aunque en menor cantidad.

Los testículos en la pubertad:

• La esperma no se produce en los testículos de un niño, pues hasta la llegada de la pubertad las células encargadas de esta función no empiezan a desarrollarse. Con el despertar de las mismas, aparecen rápidamente las características masculinas, tales como la barba, cambio de voz y desarrollo muscular, incluyendo cambios físicos visibles en los órganos genitales. Es indudable que todo ello está relacionado con la producción de la hormona masculina o andrógeno, pues esto no ocurre en ausencia de los testículos, como en el caso de los eunucos. Ya que no hay un cambio abrupto en la cantidad de andrógeno producido al llegar a la pubertad, es posible que los tejidos sobre los que aquel actúa se hagan más susceptibles y sensibles en ese tiempo.

• Los testículos son los encargados de la producción de las características masculinas desde la juventud hasta la edad adulta; no son absolutamente necesarios para el deseo sexual, ya que es posible que un eunuco, es decir, un hombre castrado, pueda tener relaciones sexuales.

Los testículos en la vejez:

• Un punto importante es el interés popular por conocer la relación entre la vejez y la actividad testicular. Puede decirse que la vejez es un proceso poco conocido y harto complicado, en el que toman parte muchos órganos y que no tiene nada que ver con la fertilidad masculina.

• Así se puede ver a personas envejecidas que conservan una perfecta actividad sexual y, por el contrario, individuos de apariencia joven absolutamente estériles. Este hecho, poco advertido, ha llevado a la creencia errónea de presumir que la esterilidad es atribuible más frecuentemente a la mujer que al hombre.