El aumento del consumo de hidratos de carbono refinados, como el azúcar y los dulces, y alimentos ricos en calorías ha disparado el número de personas que padecen obesidad.• La obesidad hace trabajar al páncreas más de lo normal pues pasan grandes cantidades de sustancias nutritivas, entre ellas glucosa, a la sangre. La cantidad excesiva de glucosa en la sangre obliga al páncreas a segregar mucha más insulina.
• Una sustancia que es también necesaria para convertir las grasas en substancias de reserva, que no se queman y que, por tanto, suelen ser abundantes en las personas obesas. Este sobreesfuerzo del páncreas es constante, llegando un momento en que se agota y deja de segregar la insulina necesaria.
• Es entonces cuando la glucosa no podrá entrar correctamente en las células y su nivel en la sangre se mantendrá elevado, comportando así la diabetes. Igualmente, el exceso de grasa puede bloquear la acción de la insulina sobre las membranas de las células.
• Con ello, reduce el efecto de la insulina y obliga al páncreas a segregar más para conseguir los resultados deseados, además de acelerar su agotamiento.
• Algunos investigadores han observado que los islotes pancreáticos de algunas personas obesas producen la insulina suficiente pero que ésta no puede pasar del interior del páncreas a la sangre. Así, no solo se obliga al páncreas a segregar más insulina sino que impide también que pase a la sangre y actúe correctamente en los tejidos de su organismo.
No todas las personas obesas llegan a padecer diabetes. Aun así, aquellos que tienen una predisposición hereditaria son más propensos a padecerla si no vigilan su peso. Sobre todo, cuando se refiere a la diabetes del tipo 2 ya que ésta guarda una relación muy estrecha con la obesidad. Muchos diabéticos obesos tienen niveles de azúcar normales cuando logran perder peso.
Relación existente entre obesidad y diabetes
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