El ascenso de las temperaturas hace que nuestro organismo pierda una cantidad importante de agua, que necesitamos reponer de diversas formas (una de ellas, a través de los alimentos). En épocas de calor, el cuerpo agradece las comidas ligeras y refrescantes que repongan los líquidos perdidos.


Además, debemos proteger la piel, pues los rayos solares son sus mayores agresores (factor de envejecimiento, motivo de cáncer y de quemaduras). Conviene proteger la piel con una alimentación equilibrada (rica en vitaminas, minerales y antioxidantes) y una buena hidratación.

Se insiste en tomar alimentos bajos en calorías y con un alto contenido en agua, ya que cualquier alimento rico en calorías nos crea un exceso de calor y por lo tanto, producirá una gran sudoración.


Por otra parte, además de beber bastante agua, debemos tomar alimentos ricos en agua, como las frutas y las verduras. Para que tengan un mayor efecto saciante e hidratante, es mejor tomarlos crudos, puesto que al cocinarlos pierden una apreciable cantidad de agua y parte de sus vitaminas hidrosolubles.